
Blasón y Bandera de la Pía Unión de San Pablo Apóstol
Los Clubes están organizadas por Numerarios casados y solteros, (y dirigidos por Numerarios con votos privados), que se organizan para desarrollar actividades culturales, manuales y deportivas, dirigidas a la formación humana y cristiana de sus hijos y amigos, siempre que el director apruebe este último caso.
Estos clubes para jóvenes de entre 6 y 17 años, surgen por iniciativa de familias que deciden organizarse para ocupar el tiempo libre de sus hijos, combinando actividades culturales y a la vez divertidas que contribuyan a su formación humana y cristiana.
No son mixtos.
Tienen un Director y Directora.
Un Consiliario visita habitualmente los Clubes.
Debido al bajo nivel intelectual que hay, el estudio tiene allí una especial importancia. Habrá Numerarios que harán de profesores de apoyo que enseñarán correctamente las asignaturas más olvidadas y tergiversadas actualmente, historia, latín, griego, caligrafía y ortografía.
Los niños hacen la Primera Comunión a los 7 años. Deben saberse el Catecismo del Padre Ripalda, se les hará un examen previo oral.
A los 7 años también reciben el Sacramento de la Confirmación. Deben de saber el Catecismo de Grado Medio, se les hará un examen previo oral u escrito. Además durante la Ceremonia de la Confirmación, el Sr. Obispo, siguiendo la costumbre española, antes de proceder sl Sacramento, interrogará al confirmando sobre alguna cuestión del catecismo y si no responde correctamente se le negará el Sacramento.
Los buenos modales, en los jóvenes, son esenciales, y tienen una enorme importancia para su futuro. Hay que hacer insistencia en ello. Es sumamente importante aprender a tener una postura cristiana y correcta. Que se note que nuestros jóvenes son miembros de la Pía Unión de San Pablo Apóstol.
Lo que más contribuye a dar elegancia a una persona y a que sea considerada como persona prudente y educada es el mantener todas las partes de su cuerpo en la compostura correspondiente al momento. Para esto hay que evitar varios defectos.
El primero de ellos es la afectación y encogimiento, que hacen a la persona amanerada en su exterior, lo que es totalmente opuesto a la urbanidad y a las reglas de la circunspección.
Hay que guardarse asimismo de cierta negligencia que manifiesta laxitud y flojera en el proceder haciendo a la persona despreciable, ya que esta mala costumbre delata bajeza de espíritu y también de nacimiento, clase o de educación. Préstese particular atención a no aparentar ligereza en el porte, lo que sería efecto de un espíritu flojo.
Quienes tengan un espíritu naturalmente ligero y atolondrado, si no quieren caer en este defecto o desean corregirse del mismo, hagan de suerte que no muevan sin atención ninguno de los miembros de su cuerpo y no lo hagan si no es con mucha mesura.
Los que son de temperamento activo y precipitado deben entrenarse mucho para no obrar nunca sino con gran moderación, traten de pensar antes de obrar y de mantener el cuerpo tanto como puedan en una misma postura.
Aunque no convenga aparentar un exterior estudiado, es preciso saber ordenar todos los movimientos y regular el comportamiento de todas las partes del cuerpo.
Enséñenselo con todo cuidado a los niños y adolescentes de la Pía Unión. Las personas, cuyos padres fueron negligentes en formarles en su niñez, aplíquenselo de un modo particular, hasta acostumbrarse y conseguir que tales prácticas les sean cómodas y naturales.
Es necesario que en el porte de una persona figure siempre algo de gravedad y majestuoso; pero se pondrá empeño en que no haya nada que sienta orgullo o altivez de espíritu, ya que esto desagrada en extremo a todo el mundo.
Esta gravedad sólo es fruto de la mesura y sensatez que el cristiano debe mostrar en toda su conducta. Siendo de estirpe elevada, puesto que pertenece a Jesucristo y es hijo de Dios, el ser soberano, nada bajo puede tener ni mostrar en su exterior; todo en él debe tener un aire de altura y de grandeza que guarde alguna relación con el poder y la majestad de Dios a quien sirve y que le ha dado el ser.
Al estar en pie hay que mantener el cuerpo derecho, sin inclinarlo ni de un lado ni del otro, ni inclinarse como un viejo que ya no puede sostenerse. Es muy indecoroso enderezarse con afectación, apoyarse contra un muro o cualquier otra cosa, contorsionar el cuerpo o estirarse indecentemente.
Al estar sentado no debe uno distenderse flojamente, ni apoyarse fuertemente en el respaldo de la silla; es indecoroso el estar sentado demasiado bajo o demasiado alto, a menos que no haya otra posibilidad, y es mejor normalmente estar sentado demasiado alto que demasiado bajo; pero si se está en compañía, hay que ceder siempre, sobre todo a las mujeres, los asientos más bajos, por considerarlos más cómodos.
Ni el frío, ni otros sufrimientos o incomodidades permiten tomar posturas indecorosas, y es contrario a la urbanidad el manifestarlas con el porte, a menos que sea imposible hacer de otro modo. El no poder soportar nada sin manifestarlo exteriormente es asimismo signo de excesiva blandura y amaneramiento.
Que en nuestro porte y manera de actuar se note que somos hijos de Dios y miembros de la Pía Unión de San Pablo Apóstol y participamos de su majestuosidad.
+Pablo de Rojas. Episcopus.
Quién desee más información al respecto tenga la amabilidad de escribir al correo electrónico de la Secretaría General de la Pía Unión: secret@piauniosanctipauliapostoli.com o si lo desea llame al número de teléfono de la misma secretaría (+34) 680 813 101 (+34) 667 345 305 , preferiblemente vídeollamada. Les atenderá el encargado de los medios de comunicación de la Pía Unión.